Cuando me llamaron hace dos años para mi primera boda, a decir verdad, no estaba involucrado en el rubro cómo tal. Pero fue gracias a una pareja conocida, Nadine y Marc, que acudieron a mí para documentar su unión durante un fin de semana, en las afueras de Barcelona. Mi estética y mi visión iban muy en concordancia con lo que ellos buscaban para la ceremonia, dónde las palabras claves como Wes Anderson y Vogue estaban presentes.
Me pidieron algo innovador, fuera de lo convencional o de lo que comúnmente se asemeja a las preferencias de las parejas, sin mucha pose de por medio. No había interés en captar los momentos claves sino de registrar las escenas desde una posición discreta y observadora, sin interferir mucho en la situación.
De manera orgánica, mi estilo como fotógrafo de bodas fue tomando madurez lo que me permitió llegar hasta aquí. Mi sentido estético me llevó a desarrollar un ojo artístico que engloba un estilo editorial con enfoque documental, guiándome en la búsqueda de la composición adecuada y capturando el mejor ángulo en cada toma.
Con el tiempo me di cuenta que estar rodeado de muchas generaciones al mismo tiempo; desde los invitados más pequeños hasta las personas más longevas, me generaba por igual sensaciones mixtas que solo se pueden experimentar en este tipo de acontecimiento único.
Si llegaron hasta aquí es porque les atrae mi visión o quizás hay algo que comenzó a resonar en ustedes.
Por mi parte les puedo adelantar que estaré encantado de conocer su historia de amor.
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